En Psicología el duelo tiene diferentes etapas que van desde la negación hasta la aceptación, eso me hizo recordar el proceso por el que pasaron varios países de la ex unión soviética.
A finales de los 80 Mijaíl Gorbachov comenzó un conjunto de acciones que se denominó la perestroika (reformas), lo realizo en conjunto con otro proceso que denominó открытие (apertura), significaba que de allí en adelante había apertura para hablar de política, entonces la gente comentaba por todos lados los crímenes de Stalin, por lo cual los Rusos decidieron volver a los ideales de Lenin, luego cuestionaron los métodos de Lenin y optaron por el Marxismo para finalmente llegar a una conclusión: dejaron de culpar a Stalin, a Lenin y a Marx, y aceptaron que el problema era el sistema; que era injusto, absurdo y poco equitativo en lo económico, era el sistema entero, una dictadura de partido único basada en la nacionalización total de la economía.
Lo asocio con las etapas del duelo psicológico, porque fueron de la negación a la aceptación, en Venezuela estamos lejos de llegar a esa etapa; en el twitter “opositores” acérrimos al régimen que se declaran anticomunistas siguen diciendo que esto no es socialismo y citan como referencia a Suecia o Suiza, sin saber que todos esos países abandonaron ese camino y que pasaron a un proceso de privatización de las industrias y reducción de impuestos tremendos de la mano de una economía de mercado. Es decir hay gente que cree en el fondo que el socialismo funciona y por eso los ves criticando a Chávez, a Maduro, o a Fidel, cuestionan incesantemente a los administradores pero no al sistema que es la causa real del problema.
Las preguntas son las respuestas
Aquel que hace preguntas, no puede evitar las respuestas.
¿Fe o superstición?
Persignarse, santiguarse, pagar penitencias, colocarse collares, realizar rituales especiales, ¿son estas cosas expresiones de fe o serán acaso formas encubiertas de superstición?
Los rituales no son otra cosa que rutinas que nos sirven para realizar ciertas y determinadas acciones de manera automática, si los seres humanos no tuviéramos rutinas cada mañana comenzaríamos olvidando todo lo que hemos aprendido, visto de esta manera las rutinas son provechosas en tanto cumplan con este cometido pero serán potencialmente dañinas cuando se practiquen con fines distintos.
Hoy en día es común encontrar en los medios de comunicación masivo a toda clase de charlatanes, pseudomaestros de distintas denominaciones religiosas y de filosofías orientales, mercadeando con la fe de la gente, prometiéndoles cosas tales como: prosperidad, alejar los males, atraer a la pareja ideal o colocar el universo a su favor y para ello no tienen recato en asegurar que todas estas cosas son posibles conseguirlas solo con efectuar algún ritual que puede ir desde algo tan absurdo como ordenar la casa en cierta y determinada forma hasta realizar un pacto con Dios.
Parece pues increíble que en pleno siglo 21 estos atavismos, que debieron quedar sepultados después de la era de la ilustración donde el hombre paso de la superstición a la ciencia y de la monarquía a la democracia, algunas personas se sigan aferrando a este tipo de doctrinas o filosofías.
Nuestro cerebro evolucionó hasta convertirse en una criatura de hábitos con una baja tolerancia a la ambigüedad, cuando lo factico y lo impredecible toca a nuestra puerta necesitamos una respuesta y al no encontrarla recurrimos a este mecanismo para explicarnos el porqué, pero en la antigüedad no fue así el hombre primitivo estaba constantemente al filo de lo impredecible, la vida y la muerte convivían en perfecta armonía, no existían trabajos con beneficios de jubilación, ni siquiera el alimento estaba garantizado, quizás la industrialización y la tecnología han hecho una contribución importante en materia de progreso y de desarrollo pero todo eso ha venido aparejado con otros males.
Pero ¿Cómo lo combatimos?
Asumiendo una postura filosófica de flexibilidad, es decir comenzar por reconocer que la vida no es lineal, que existe la ley de las probabilidades, que a cualquiera le puede sobrevenir una época de crisis y que nadie tiene una vacuna para evitarla, que la prosperidad es el fruto de un esfuerzo sostenido e inteligente, solo a través de una acción física un hombre puede causarle un daño a otro, en conclusión el hombre es absolutamente ajeno a alguna influencia metafísica, ningún rito atraerá o repelerá el bien o el mal.